Foto tomada durante el viaje de bodas de la pareja. Aunque parezca mentira, se trata de Vicente: Felisa usa gafas
De esta guisa, llevó a su mujer a un parque cercano a su casa donde empezó a patearla y decirla: “vamos, mea de una puta vez, que todos los días es la misma historia” ante la mirada incrédula de los transeúntes, hasta que uno de ellos optó por llamar a los de la protectora de animales, quienes acudieron al lugar de los hechos y se llevaron a Felisa a la perrera municipal.
Al final fue el propio Vicente quien deshizo el malentendido. “Cuando llegué a casa”, comentó, “y vi al perro mordisqueando mis zapatillas, me di cuenta de el error que había cometido e inmediatementa acudí a la perrera a que soltaran a mi Felisa. Me fue difícil convencerles, pero tras mostrales algunos fotos del album familiar y el DNI, acabaron dándose cuenta del malentendido y acabaran cediendo y dejándola en libertad”.
El responsable de la perrera municipal, por su parte, nos ha dicho que “en un principio, pensábamos haberle metido a él también en una jaula, porque hay que ver el careto que tiene el individuo. Me gustaría saber en qué bares se conoce esta gente”.
Sin embargo Felisa no perdona, y ha interpuesto una demanda por malos tratos en la comisaría de policía. Los agentes de policía, confusos, acabaron dándole un hueso.
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